Según la Encuesta de Población Activa (EPA), publicada hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondiente al tercer trimestre del año, la cifra de parados aumenta en 14.500 personas en la provincia de Sevilla y con un total de 216.100 desempleados, con respecto al trimestre anterior. Con ello, la tasa de paro sube casi dos puntos y se sitúa en el 23,05%. Según estos datos, Sevilla es la quita provincia con más paro de España y la tercera de Andalucía. Por delante sólo estarían Ceuta (27,7%), Huelva (26,79%), Santa Cruz de Tenerife (23,48%) y Cádiz (23,16 %).
A los empresarios de Sevilla nos preocupa estas cifras, así como una posible desaceleración de la recuperación, que podría afectar aún más al empleo. Hay que tener en cuenta que estamos en un contexto económico complicado, marcado por las subidas de los precios de la luz y los materiales, que está lastrando la productividad de las empresas con unos costes empresariales que en algunos casos son ya inasumibles y ponen en jaque su competitividad.
Hay que recordar que más del 95% de nuestro tejido productivo son pymes y autónomos, más vulnerables a estos aumentos de precios y a la pérdida de márgenes de beneficios. De hecho, según un reciente informe de la patronal de las pequeñas y medianas empresas, CEPYME, la recuperación del número de empresas se ralentizó en el tercer trimestre en un 1,9%, lo que significa que la recuperación económica está desacelerándose, con mayor incidencia en los sectores industriales. De hecho, en los últimos días, diferentes instituciones y organismos y supervisores han rebajado significativamente sus previsiones para España para este año y el que viene.
Desde la patronal sevillana también nos preocupan los anuncios del Gobierno sobre cambios en el mercado que trabajo que no tienen en cuenta las necesidades reales de las empresas, ni de las personas trabajadoras, ni de las recomendaciones de Bruselas, y que no hacen más que generar inseguridad, incertidumbre y falta de confianza en los mercados.
Es necesario la estabilidad jurídica, política y económica necesaria para poder trabajar. Algo imprescindible para generar la confianza que facilite la inversión y el desarrollo económico y social. Es el momento de buscar un espíritu de acuerdo y diálogo sobre el que pivoten las principales políticas si queremos salir adelante y lograr la recuperación.
No podemos bajar la guardia. Tenemos que seguir trabajando en apoyar a las empresas e impulsar la actividad empresarial. Hay dar prioridad a las políticas de reactivación, sobre la base de una política presupuestaria y fiscal que favorezca la inversión y la actividad productiva si queremos salir de estar crisis cuanto antes y consolidar los niveles de bienestar y empleo previos a la pandemia.